Superado el ecuador de la década de los sesenta, con su carrera discográfica relanzada regionalmente a través de los sencillos acreditados a Johnny Blaine y una constante actividad acompañado por The Country Boys en escenarios de Crowley y alrededores, Pee Wee Trahan daría un paso más en su estrecha relación con Jay Miller al aceptar convertirse en Johnny Rebel para ponerle voz, musicalmente hablando, al sentimiento “de reacción del blanco sureño frente al movimiento por los derechos civiles y otras corrientes políticas consideradas perjudiciales para el estilo de vida del Sur” (Strom, 2014).
Aparentemente, la situación financiera de Miller resultaba en esos momentos muy delicada y la razón principal para la creación de la figura de Johnny Rebel habría que buscarla en la imperiosa necesidad “de mantener el estudio de grabación ocupado cuando el negocio del blues empezó a agotarse” (Broven, 2010). En realidad, el siempre astuto Jay llevaba tiempo anticipando el declive de su primera fuente de ingresos. Los continuos enfrentamientos con Ernie Young, propietario de Excello Records, a cuenta de los exiguos porcentajes sobre las ventas que el sello le pagaba por las grabaciones salidas del estudio de Crowley, sumados a los conflictos mantenidos con artistas como Slim Harpo por la costumbre - extendida, pero no por ello menos reprobable - de apropiarse de parte de los créditos de temas cuya grabación supervisaba como forma de garantizarse unos dólares extra a cuenta de los derechos de autor, llevaron a Jay Miller a fijarse en un mercado cada vez más pujante en el convulso periodo que siguió al asesinato del presidente Kennedy el 22 de noviembre de 1963: el de los discos que trataban temáticas relacionadas con la realidad política y social que atravesaban los Estados Unidos en ese momento. Es así como, adoptando además el modelo de venta por correo que ya había puesto en práctica con éxito Excello, en 1965 decidió crear Reb Rebel Records para comercializar su propio producto entre el nicho de amantes de la música country que, con la Confederate Battle Flag como estandarte, veía en el fin de la segregación racial y en la lucha por los derechos de la población afroamericana una clara amenaza a los intereses, costumbres y tradiciones que sus antepasados habían defendido un siglo antes, con las armas en la mano, a lo largo de cuatro años de feroz guerra civil.
Aprovechando el poder sugestivo de toda esa imaginería confederada y de exaltación del orgullo sureño, la intención inicial de Miller fue operar como Rebel Records, y al menos las tres referencias inaugurales del sello llegaron a editarse bajo esa denominación. Sin embargo, existía con anterioridad una compañía con el mismo nombre, por lo que finalmente se decantó por Reb Rebel, adoptando una etiqueta genérica para sus 45s en la que destacaban dos banderas rebeldes enfrentadas y en la que se incluía, como único contacto, un apartado de correos de Crowley (el 769).
Entre 1965 y 1970 Reb Rebel Records publicó un total de veintiún discos sencillos, cerrando su trayectoria al año siguiente con un álbum en gran parte recopilatorio pero con el añadido de otro puñado de exabruptos adicionales no incluidos entre los singles originales de la casa. Por si el título de este álbum, “For Segregationists Only”, no resultara ya lo suficientemente explícito, sus notas de portada ofrecían una idea directa y exacta de la clase de material que la disquera había puesto en el mercado en los años previos y, sobre todo, del tipo de público al que ese material iba destinado:
“Estas selecciones expresan el sentimiento, la ansiedad, la confusión y los problemas durante la transformación política de nuestra forma de vida... Transformaciones que han convertido la paz y la tranquilidad en disturbios y manifestaciones que han producido destrucción masiva, caos, derramamiento de sangre e incluso pérdida de vidas; transformaciones que han cambiado el estímulo de la superación personal por una excesiva dependencia en numerosos programas federales de ayuda bajo la apariencia de construir una "Gran Sociedad". Para aquéllos que mantienen una posición conservadora ante la integración, ante ese programa de la "Gran Sociedad", ante la controvertida guerra de Vietnam y ante las numerosas organizaciones denominadas de "Derechos Civiles", este disco resulta imprescindible”.
Mujeres manifestándose contra la integración racial en una escuela de Louisiana en 1960. Bajo estas líneas, la discografía completa a 45 r.p.m. de Reb Rebel Records. |
REFERENCIA | ARTISTA | TEMAS |
500 | Son of Mississippi | Flight NAACP 105 / The Voice of Alabama |
501 | Happy Fats | Veteran's Plea / Dear Mr. President |
502 | Son of Mississippi | Flight NAACP 105 / High Ride |
503 | Happy Fats | Sing Me a Folksong / Ole Man Moses |
504 | Johnny Rebel | Kajun Klu Klux Klan / Looking for a Handout |
505 | Happy Fats | You're Next / The Last 100 Years |
506 | The Multiple Voices of The Son of Mississippi | Joining The Big Society / Marty & His Travelin' Beatnik Band |
507 | Happy Fats | My Little Lou / The Day of Indecision |
508 | Johnny Rebel | Nigger Hatin Me / Who Likes a Nigger |
509 | The Multiple Voices of The Son of Mississippi | The New Sheriff / The Ex Sheriff |
510 | Happy Fats | A Victim of the Big Mess (Called The Great Society) / Dear Daddybird (From a Plow Mule to a Politician) |
511 | Johnny Rebel | (Federal Aid Hell!) The Money Belong to Us / Keep a Workin' Big Jim |
512 | The Multiple Voices of The Son of Mississippi | NAACP Jig-A-Boo Gemini / Football (The Black Bears Vs The Integrators) |
513 | Happy Fats | Birthday Thank You Tommy, From Viet Nam / Dear Mr. Secretary (Going in the No Hog Raising Business) |
514 | Johnny Rebel | Nigger, Nigger / Move Them Niggers North |
515 | Johnny Rebel | Still Looking for a Handout / In Coon Town |
516 | James Crow | Cowboys and Niggers / NAACP Prayer |
517 | Happy Fats | What Has Happened to Old Glory / The Story of the Po' Folks and the New Dealers |
518 | Johnny Rebel | Some Niggers Never Die (They Just Smell That Way) / Stay Away From Dixie |
519 | Happy Fats | The Things I Miss The Most / Vote Wallace in 72 |
520 | Happy Fats | More Federal Guidelines / The Good Old Days |
Las cuatro primeras novedades de Reb Rebel serían otros tantos sencillos interpretados alternativamente por Joe Norris y el veterano Leroy LeBlanc bajo sus respectivos seudónimos. Norris adoptó el suyo, Son of Mississippi, aprovechando el título de uno de los temas que escribió y grabó en 1961 para el sello tejano SOM Records, mientras que LeBlanc ya era conocido como Happy Fats prácticamente desde el comienzo de su carrera como intérprete cajun en los lejanos años 30. Ambos registrarían buenas ventas con sus respectivos debuts para la nueva compañía de Jay Miller y, de hecho, Happy Fats alcanzaría con el satírico “Dear Mr. President” la notable cifra de 100.000 discos vendidos en agosto de 1966, casi un año después de su lanzamiento. Una marca realmente impresionante si tenemos en cuenta, además, el carácter netamente underground del sello.
Los trabajos editados por Reb Rebel podían conseguirse directamente por correo, a través de contados distribuidores que operaban a nivel regional o incluso estatal, caso de One-Stop Record Co. en Georgia, o acudiendo a los propietarios de los garitos que los colocaban en sus gramolas y, en ocasiones, adquirían algunas copias extras para vender entre sus clientes. En general, dado el controvertido, cuando no claramente ofensivo, contenido de sus letras, la difusión radiofónica se redujo a círculos muy restringidos, por lo que la mejor herramienta de promoción y difusión fue, desde el principio, el boca a boca. Así, preguntado por las ventas de su “Dear Mr. President”, Happy Fats atribuía “la popularidad del disco a los camioneros que, tras escucharlo en el sur de Louisiana, lo compran y se lo llevan a otros estados” (Rayne Acadian-Tribune, 11-8-1966). Al contrario de lo que podría pensarse, esa popularidad no se limitó a los territorios al sur del país, sino que se extendió también en ciertos ambientes conservadores de estados del norte como Michigan, Illinois o Minnesota.
Happy Fats (primero por la derecha) junto a The Rayne-Bo Ramblers en una fotografía del año 1936 |
Imagen publicitaria de Happy Fats aparecida en la revista Billboard en 1953 |
Aunque es francamente difícil saber con seguridad si los discos de Johnny Rebel lograron aproximarse al volumen de ventas de los primeros singles de Son of Mississippi y Happy Fats, lo que resulta indudable es que su alcance y trascendencia en el tiempo ha sido bastante mayor debido al calado de su mensaje entre miembros y simpatizantes del Ku Klux Klan o supremacistas blancos en general. El tipo de gente capaz de verle el lado poético-artístico a versos como los de “Nigger Hatin’ Me” (Me gusta el azúcar y me gusta el té / Pero no me gustan los negratas / No señor / Las rosas son rojas, las violetas azules / Y los negratas, negros / Sabes que es cierto / Pero a ellos no les importa, ¡Qué demonios! / Tienes que ser negro para conseguir un cheque de asistencia social); de encontrar su particular percepción ideológica reflejada a la perfección en las breves fábulas cargadas de tópicos simbólicos que aparecen desarrolladas en “Some Niggers Never Die (They Just Smell That Way)” (Algunos negratas nunca mueren, es que huelen así) o “Who Likes a Nigger” (¿A quién le gusta un negrata?); también de aplaudir sin rubor alguno las soluciones propuestas en “Move ‘em Niggers North” (Si no les gustan nuestras costumbres sureñas / Que se lleven a esos negratas al norte) y “Still Lookin’ For a Handout” (Mi sugerencia para su problema de ser libre / Es que regresen a África y vuelvan a ser caníbales como antes / Y así poder pasar el resto de sus vidas comiéndose unos a otros / Tirándose cocos y columpiándose de un árbol / O pueden quedarse aquí y ser nuestros amigos / Y seguir siendo libres como siempre han sido / Y empezar a ganarse la vida por sus propios medios / Dejando de depender de ti y de mí). El tipo de gente, en suma, orgullosa de airear sus prejuicios al son de “Nigger Nigger” (Los negratas quieren cambiar nuestras costumbres / Pero nunca pagarán impuestos / Labios de mono y pelo rizado / Viviendo del viejo estado del bienestar).
La proliferación en los años 60 de este tipo de grabaciones sonoras en sellos como Reb Rebel, Hatenanny, Conservative o Reb-Time puede interpretarse como la constatación, en último término, de que “algunos sureños continuaban tolerando o perdonando la violencia cuando las personas la administraban para preservar las normas sociales” (Hutson, 1995). Para Hutson, el motivo de que tanto esas pequeñas discográficas como los músicos que grababan para ellas recuperaran y enfatizaran el viejo recuerdo de la Confederación reside en que “para los sureños [ésta] representaba el dominio blanco y el statu quo”; así, concluye, “en lugar de transformar el Sur, estos artistas sólo sirvieron como reacción conservadora contra el cambio”, actuando como una especie de trasnochados revitalizadores del fugaz Partido Democrático de los Derechos de los Estados (conocido como Dixiecrats) que, en 1948, trató de influir en las elecciones presidenciales para evitar, sin éxito, la victoria de Harry S. Truman y sus medidas en favor de la integración racial.
Pero, ¿de dónde sale el personaje de Johnny Rebel? Fue idea del mismo Jay Miller adoptar el apelativo popularmente usado para referirse al soldado confederado de la Guerra de Secesión en contraposición al Billy Yank con que se conocía a los soldados nordistas. Tampoco Miller fue, aquí, demasiado original. La referencia a Johnny Reb o Johnny Rebel tenía una larga tradición en canciones, historias orales y obras literarias o, incluso, en juguetes infantiles. Ni siquiera su uso como alias artístico era nuevo. Por citar sólo dos ejemplos: además de un luchador de Wrestling que se sirvió de él para adquirir cierta fama a comienzos de la década, a partir de 1966 también Herb Hunt desarrolló con gran éxito su personalidad radiofónica como Johnny Rebel en la WLCY de St. Petersburg, ciudad perteneciente al estado de Florida y situada en la bahía de Tampa.
A pesar de que la autoría intelectual del proyecto Johnny Rebel le correspondería en su fase preliminar a Miller, la labor de Pee Wee Trahan fue más allá de limitarse a poner su voz al servicio del mismo: “Todas las canciones que escribí fueron por completo idea mía. Mis ideas. Cuando las hice, se las llevé [a Jay Miller] y él dijo: vamos a grabarlas” (Pittman, 2003). El efecto fue, en cualquier caso, prácticamente inmediato. Mientras el “Flight NAACP 105” de Son of Mississippi buscó hacerse un hueco, anuncio en Billboard mediante, en la difícil y resbaladiza categoría de Comedia, la música de Trahan-Rebel encontró rápido acomodo en su lugar natural: no sólo The Fiery Cross, boletín de The United Klans of America, incluyó en sus páginas publicidad pagada de los discos, sino que la organización los incorporó entre el material distribuido a nivel nacional entre sus acólitos al objeto de favorecer la intensa campaña de proselitismo emprendida por el Imperial Wizard (mago imperial) Robert Shelton. Campaña que, entre 1966 y 1968, dio como resultado un considerable incremento en el número de miembros del Klan y la extensión de su boyante negocio del odio a 38 de los 50 estados de la Unión.
Johnny Rebel nunca actuó en directo como tal y, de acuerdo con Trahan, sólo una vez, durante una actuación en Kaplan, “alguien entre el público pidió una canción de Rebel” y, “tras asegurarse de que no había ningún negro presente” (Pittman, 2003), accedió a interpretarla. Probablemente la escena tendría lugar durante uno de sus frecuentes shows de finales de los 60 como Johnny Blaine, muy popular en la zona suroeste de Louisiana en sus distintas encarnaciones (con The Country Boys, The Western Swingers o integrado en la formación liderada por el steel guitar Pee Wee Whitewing).
Con la desaparición de Reb Rebel Records no habría más espacio para la explotación fonográfica de Johnny Rebel y Pee Wee Trahan acabaría recuperando su auténtico nombre para seguir amenizando eventos de todo tipo con su repertorio de country convencional. Como compositor tendría su momento de gloria a mediados de los setenta, cuando el cantante Jimmy C. Newman convirtió su “Potato Song” (“Lache Pas La Patate” en su versión French Cajun) en un éxito que se tradujo en la concesión de un disco de oro por sus ventas en Canadá. Además, Trahan estrecharía sus lazos con la comunidad escribiendo los himnos de The Pioneers, equipo de fútbol americano de la Notre Dame High School, y otras formaciones deportivas de su área de residencia, llevando su vinculación y compromiso con el deporte base hasta el punto de ejercer como entrenador de distintos equipos escolares de béisbol.
Al contrario que Jay Miller, quien acabaría renegando del tipo de música producido por Reb Rebel Records y trataría de disculpar su responsabilidad con distintos argumentos y algún que otro intento de reescribir la Historia, Pee Wee Trahan no llegaría a mostrar señal alguna de arrepentimiento por sus grabaciones como Johnny Rebel. En su caso, aquella experiencia se redujo a “grabar algunas canciones, hacer algo de dinero y continuar con otras cosas” (Pittman, 2003). Una forma como otra cualquiera de ganar unos dólares que, a fin de cuentas, tampoco le supuso un gran esfuerzo ni ningún dilema moral ya que, según sus propias palabras, “en esos días [escribir canciones sobre los negros] parecía algo de lo más natural” y, desde luego, un tipo que “haría lo que fuera por ganar un pavo” no podía dejar pasar semejante oportunidad. Para él, “en aquellos tiempos había mucho resentimiento - los blancos hacia los negros y los negros hacia los blancos -, de manera que todo el mundo tenía sus propios sentimientos. Mucha gente cambió esos sentimientos con los años. Básicamente, pasados los años yo los cambié hasta cierto punto”. Él mismo se encargaría de despejar la ambigüedad de ese “hasta cierto punto” al afirmar que “no hay un negro en este país que tenga ser negro, ni un blanco que tenga que ser blanco. Simplemente llegaron aquí así. Nacieron así, pero no desarrollaron la maldita actitud. Los blancos no desarrollaron esa actitud, pero los negros sí desarrollaron una actitud hacia los blancos y no están dispuestos a dejarla pasar. No dejarán pasar lo que ocurrió” antes de acabar preguntándose “¿Por qué deberíamos pagar reparaciones por cosas que ocurrieron hace doscientos años?”. Una actitud que refleja, además de cierta ceguera selectiva y una evidente falta de empatía, la persistencia de un arraigado sentimiento cultural opuesto a cualquier tipo de alteración en el orden social tradicional. Resulta significativo, en cualquier caso, constatar que ninguno de los temas de Johnny Rebel aparece incluido en el repertorio de composiciones de Trahan registradas en BMI. Una de las razones, quizá, de que durante largo tiempo se llegara a señalar a Johnny Horton (¡!) o Buddy Holly (¡¡!!) como posibles figuras ocultas tras el personaje de Rebel aunque, en el fondo, éste fuera sólo uno más de los nombres que Clifford Joseph ''Pee Wee'' Trahan se llevó a la tumba un 3 de septiembre de 2016.
Fuentes y Bibliografía
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- Wolfe, C. y Akenson, J. (2005): Country Music Goes To War. University Press of Kentucky.
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